FILOSOFÍA del taekwondo
Significado del taekwondo
TAE
golpear con el pie, patada
KWON
golpear con la mano
DO
camino o método
TAEKWONDO
camino del puño y la patada
El Taekwondo es un arte marcial de hace más de 2000 años que tiene sus orígenes en el pueblo Coreano y que, desde sus orígenes y a lo largo de su historia, ha desarrollado un alto grado de parte filosófica y espiritual en su práctica.
La cultura coreana y sus artes marciales fueron influenciados fuertemente por el Budismo y enriquecido por el Hwarang Do (Grupo militar, constituido por una organización social para la juventud noble que fue instituida por rey Chin Seung de la dinastía de Silla).
Su código de honor consistió básicamente en:
- Respeto a la nación.
- Respeto y obediencia a los padres.
- Honor a los amigos.
- Justicia y omisión a la violencia innecesaria.
- Valor.
Principios del taekwondo
La filosofía del Taekwondo se basa en cinco principios: Cortesía, Integridad, Perseverancia, Autocontrol y Espíritu Indomable.
Cortesía
(Ye Ui)Es un principio fundamental dentro y fuera del Taekwondo, que tiene como objetivo hacer destacar al ser humano manteniendo una sociedad armoniosa. Los practicantes de Taekwondo deben construir un carácter noble, así como entrenar de una manera ordenada y disciplinada.
Integridad
(Yom Chi)Es muy importante saber establecer los límites entre lo bueno y lo malo así como saber reconocer cuando se ha hecho algo malo y redimirse por ello. Por ejemplo, en un estudiante que se niega a recibir consejo o aprender de otro estudiante más inexperto, o en un practicante que pide un grado a su maestro no hay integridad.
Autocontrol
(Guk Gi)El autocontrol es de vital importancia tanto dentro como fuera del dojang, tanto en el combate como en los asuntos personales. En combate, la falta de autocontrol puede provocar graves consecuencias tanto para el alumno como para su oponente. Asimismo, se ha de ser capaz de vivir y trabajar dentro de las propias capacidades.
"No es más fuerte aquel que es capaz de vencer a los demás, sino aquel que es capaz de vencerse a sí mismo".
Perseverancia
(In Nae)La Paciencia conduce a la virtud o al mérito.
La felicidad o la prosperidad suelen ser alcanzadas por la persona que es paciente. Para poder alcanzar un objetivo, ya sea promocionar a un grado superior o perfeccionar una técnica, se ha de ser perseverante. Es fundamental el sobrepasar cada dificultad con la perseverancia.
"Uno que es impaciente en cosas triviales, puede difícilmente alcanzar el éxito en asuntos de gran importancia"(Confucio)
Espíritu Indomable
(Baekjul Boolgool)Un buen practicante de Taekwondo ha de ser siempre modesto y honrado. Ante una injusticia, actuará con espíritu combativo, sin miedo y sin dudarlo, sin tener en cuenta contra quién o contra cuántas personas se haya de enfrentar.
Beneficios del taekwondo
En el aspecto físico:
- Ayuda al niño en el crecimiento
- Desarrolla cualidades básicas tales como el equilibro, la coordinación y la flexibilidad.
- Mejora la capacidad funcional y motricidad.
- Potencia la musculatura corporal.
- Reduce el riesgo de enfermedades vasculares.
- Desarrolla la lateralidad, trabajando los emisferios del cerebro.
En el aspecto psíquico:
- Favorece la autoestima y el autoconocimiento.
- Desarrolla la capacidad de concentración.
- Aporta un sistema de valores adecuado para la vida en sociedad.
- Fortalece el desarrollo de una personalidad más equilibrada.
- Ejercita la mente Genera respeto y educación.
- Desarrolla la confianza y seguridad.
Cuando nos iniciemos en este deporte empezaremos a notar que nos beneficia en varios aspectos como, mayor flexibilidad, agilidad, coordinación motriz, condición física, seguridad y muchos otros que iremos descubriendo conforme vaya pasando el tiempo y que podemos resumir en una mejor calidad de vida con buena salud.
El entrenamiento que recibe el alumno de Taekwondo es especial, porque incluye la preparación físico-atlética y el desarrollo de sus habilidades para que sean utilizadas con espiritu combativo, en el deporte y en la defensa personal, pero nunca para la agresión o la violencia, porque en su mentalidad madura está firme la idea del respeto hacia los demás.
Decálogo para educar la voluntad
"LA CONQUISTA DE LA VOLUNTAD"
Por Enrique Rojas. Catedrático.
La voluntad es una joya que tiene buena venta en el mercado, y el que la tiene posee un tesoro.
1.
La voluntad necesita un aprendizaje gradual que se consigue con la repetición de actos en donde uno se vence, y lucha, y cae y vuelve a empezar. A esto se llama en psicología "habito", es necesario adquirir hábitos positivos.
2.
Para tener voluntad hay que empezar por negarse o vencerse en los gustos y estímulos e inclinaciones inmediatas.
Saber hacer atractiva la responsabilidad, el deber y las exigencias concretas. La voluntad libera. La liberación que trae la voluntad consiste en apartar obstáculos, allanar el camino para hacer lo que se había programado, para ir consiguiendo que los sueños se hagan realidad poco a poco.
Cualquier aprendizaje se adquiere más fácilmente a medida que la motivación es mayor.
El que no sabe lo que quiere, el que no tiene ilusión de alcanzar algo, es difícil que tenga la voluntad pronta y dispuesta para la lucha.
3.
Es fundamental tener objetivos claros, precisos, bien delimitados y estables. La cabeza no tolera la dispersión de objetivos. Ni tampoco querer abarcar más de lo que uno puede.
Querer es pretender algo concreto y renunciar a todo lo que distrae y desvía de los planes dibujados.
4.
Las grandes ambiciones, las mejores aventuras brotan de un pequeño riachuelo que crece y se hace caudaloso a medida que la lucha personal no cede, no baja la guardia, insistiendo una y otra vez. Lo importante es dar pequeños pasos hacia arriba.
5.
Uno no hace lo que le apetece, ni lo más fácil ni escoge el camino más blando, sino que se dirige hacia lo que es mejor. Cuando la voluntad es más sólida, ya esa persona ni se plantea el cansancio o lo que es su apetencia, sino lo que sabe que será más positivo para ella de cara a los planes diseñados.
6.
Una persona con voluntad alcanza las metas que se había propuesto. El orden, la tenacidad, la disciplina, la alegría que no desfallece y la mirada puesta en lo alto del camino. El compararse con otros, el mirar demasiado las vidas ajenas puede ofrecer esta cara negativa de no disfrutar con lo que se tiene, deseando lo que no se tiene.
7.
Es importante llegar a una buena proporción entre objetivos e instrumentos. Buscar la armonía entre fines y medios. Intentar una ecuación adecuada entre “actitudes” y “limitaciones”. Pretender sacar lo mejor que hay en uno mismo, poniendo en juego la “motivación” entrelazada de “ilusiones” junto al orden, la constancia, la alegría, la autoridad sobre nosotros mismos para no ceder ni un ápice en lo propuesto.
8.
Una buena y suficiente educación de la voluntad es un “indicador de madurez de la personalidad” cualquier avance de la voluntad se acrecienta con su uso y se hace más eficaz a medida que se incorpora con firmeza en el patrimonio psicológico en donde la voluntad brilla con luz propia.
9.
La educación de la voluntad no se termina nunca. Y que además el haber alcanzado un buen nivel no quiere decir que se esté siempre abonado al mismo. También hay que citar la desorientación de la sociedad actual: tan permisiva y con pocos valores de referencia, lo que impide ver ejemplos positivos a su alrededor que puedan ser servidos como “modelos de identidad”. Los perdedores y los triunfadores no se hacen de un día para otro, sino después de años de dejadez y abandono, de empuje y obstinaciones repetidas.
10.
Hoy en la gente joven se da con relativa frecuencia lo que yo he llamado la filosofía de lo que me apetece: “es que no tengo ganas, es que no me apetece, eso me cuesta ...” por este derrotero se llega a ir teniendo una personalidad débil, caprichosa, blanda, veleta que gira según el viento del momento, inconstante, incapaz de ponerse metas y objetivos concretos, a merced del primer estímulo que le llega de fuera y le hace abandonar lo que estaba haciendo.
El que tiene educada la voluntad, después de una brega pertinaz consigo mismo, sabe lo que es la alegría. La alegría es un puente que está por encima del placer y por debajo de la felicidad, porque el que lucha está siempre contento. Y el resultado es un hombre recio, sólido, firme, consistente, que no se desanima fácilmente.
Y como telón de fondo, el esfuerzo por sacar lo mejor que tenemos dentro. Dicho de otro modo: la felicidad es un estado que consiste en intentar sacar el máximo partido a nuestras capacidades, mezclando la lucha tenaz con la alegría.
Alberto Delgado Vázquez
Curso de titulación
08/02/02 Federación Madrileña de Taekwondo
Humildad
La humildad proviene de hacer nuestra tarea con dedicación, de entregarnos a ella dócilmente, y de avanzar con calma. Humildad es dedicación hasta el punto de no pedir nada a cambio. Si tú no amas la tarea el cien por cien, en algún momento, te resultará agobiante y, por lo tanto, exigirás algún tipo de reconocimiento.
Cuando te gusta lo que haces, solamente tienes en cuenta lo que es bueno para tu trabajo, y no para ti. Tomas de todos y de todo sólo lo que necesitas para completar tu tarea, nada más. La humildad es una fuerza que atraviesa las fluctuaciones mentales y nunca se apoya indebidamente en nadie ni impide a otros hacer lo que quieren hacer, ni les quita energías.
Una persona humilde nunca cesa de aprender, pero nunca considera a nadie, en particular, como su maestro. Una roca puede enseñar a alguien humildad, si justo se encuentran ambos en el lugar y en el momento preciso. Elige un maestro conscientemente y tendrás siempre que repetir: “El/ella es mi maestro”. Tú te has posicionado y, por lo tanto, detenido. Es mucho mejor seguir marchando con el ojo atento a las lecciones espontáneas. No es necesario el reconocimiento o la creación de un conjunto de principios preimpuestos. La vida es lo suficientemente rica.No hay nada que comprar.
Resulta extraño que una de las condiciones más importantes de la humildad sea un fuerte sentido de identidad: perder el “mi” de la vida pero nunca el “yo”. El sentido de quién eres realmente, de los altibajos de tu personalidad, tus valores y tus partes no explotadas, todo esto tiene que conocerse y entenderse bien, pero, al mismo tiempo, debe haber una disposición a liberar todo eso y observar cómo la vida puede llegar a utilizar los aspectos más “espinosos” de nuestra personalidad, si fuera necesario enlazar todo. Como si se envolviera un bonito obsequio. Si tú no puedes ser el obsequio, al menos será posible que seas el papel y la cinta. Si no existe un sentido de identidad, es difícil aprender de alguien. En lugar de aprender de esa persona, querrás ser ella.
La característica contrastante de la humildad es la conciencia de que, aunque exista una fuerza personal, un don, posee su propia belleza que proviene de una fuente mucho más grande que mi manifestación de ésta y, por lo tanto, puede haber una especie de orgullo, porque no es una posesión.
La belleza pertenece a ella misma. De esta manera, una persona humilde puede manifestar sus cualidades abiertamente. Esto es reconfortante en un mundo donde, si no hay ego, se dan una serie de actitudes forzadas para aparentar modestia.
Una vez, conocí una persona humilde. Nunca conversé con ella, pero irradiaba tanta bondad y dulzura que parecía no estar allí, pero, al mismo tiempo, su presencia causaba un gran impacto. No se podía expresar con palabras, pero, sí, se podía sentir: el esmero, el autoconocimiento, la dedicación a su trabajo.
Fue muy provechoso todo esto, ya que lo esencial en la humildad es ser invisible y, por lo tanto, a menos que uno tenga una mente muy aguzada, por lo general, es difícil aprender de alguien invisible. Pero ella supo escuchar aquellas vibraciones silenciosas y logró aprender, y, entonces, ganó su lugar en el gran mecanismo espiritual.
La dinámica del ego
"EL USO QUE EL EGO HACE DEL PASADO"
"Al automóvil de un hombre que manejaba por un camino rural desierto, tarde en la noche se le desinfla un neumático, y dicho hombre descubre que no tiene un gato mecánico.
Perdido en medio de la nada se siente fuera de sí hasta que recuerda haber pasado frente a una granja varias millas atrás. No tiene más alternativa que caminar a pie para pedirle un gato prestado al granjero.
A medida que avanza, sin siquiera estar seguro de cuán lejos tiene que caminar, se repite mentalmente una y otra vez lo que podía suceder : tal vez no haya nadie en la casa; el granjero no tiene gato mecánico; o peor aún, podría enfadarse tanto porque lo hayan despertado a él y a su familia a medianoche que le tirará la puerta en la cara.
Es a esta última posibilidad que se cierra el hombre. Al aproximarse más a la casa, se ha convencido de la renuncia del granjero a ayudarle. A su vez, se siente indignado por la falta de decencia y de amabilidad humana, y para cuando llega a la puerta se siente justificadamente furioso por lo que cree ahora que será la respuesta del granjero. Toca a la puerta, y después de unos pocos minutos aparece el granjero. Antes de siquiera tener una oportunidad de hablar, el hombre le grita en su cara: ¡Guárdese su asqueroso gato! Y se marcha furioso.
En el cuento, el hombre ha proyectado sobre el granjero sus propios miedos a la situación, y los ha hecho reales en su mente. Al reaccionar a sus proyecciones como si fueran reales, éstas se tornaron reales y provocaron justo lo más que él temía: no conseguir un gato mecánico . Esta es una dinámica común, mediante la cual a menudo causamos las mismas situaciones que nos hacen sentir miserables e infelices pero no estamos conscientes de nuestra parte en el proceso.
Si bien algunos patrones habituales son obviamente necesarios para nuestra adaptación al universo físico- imaginen, por ejemplo, tener que controlar cada paso que damos al descender un tramo de escalera- se vuelven inoperantes cuando, al relacionarlos con el mundo en un nivel psicológico, nos tornamos rígidos, temerosos y satisfechos de permanecer con las cosas como fueron siempre, renuentes a efectuar cambios en nosotros mismos o a estar receptivos a la posibilidad del cambio en otros.
Por medio de esta renuencia a considerar un cambio en nuestras percepciones, el pasado se proyecta hacia el futuro y se niega el presente.
Es así como nuestras proyecciones nos presentan una visión distorsionada de la realidad, y hacen imposible que nos veamos a nosotros mismos o a los demás como verdaderamente somos. Percibimos, pues, a través del filtro de nuestras propias necesidades y deseos, y hacemos a los demás a las imágenes y semejanzas que queremos que sean.
RENUENCIA: repugnancia a hacer una cosa.
31 de enero de 2002